Cuando tenía 15 años empecé una relación, que duró 8 años. Y no fue una relación sana. Fue una relación de manipulación, me sentía chiquita con esta persona a mi lado. Como que no podía ser realmente yo, me sentía enjaulada. Pero estaba tan anulada mental y físicamente, que no fui consciente de lo mal que estaba hasta que lo dejé y salí de ahí. Me decía a mí misma cosas como “será que no soy normal”, “yo no necesito tener sexo”, “será que soy asexual”, “lo hago proque si no pobrecito él…, pero no será porque yo tenga ganas locas”, “total, para “lo bien que me lo paso…” 

Probé diferentes cosas (todas ellas externas a mi) para poner solución, porque claro, ¡era yo la culpable si algo estaba mal! Y nada funcionó.

Hasta que llegó el día que, por un cúmulo de situaciones personales, laborales, de pareja… Caí con problemas de depresión y ansiedad. Y tomé la decisión (si te digo la verdad, no sé de dónde coño saqué las fuerzas) de dejar a mi pareja, porque sentía que me arrastraba , me restaba muchísimo más de lo que me aportaba. 

El tema es que cuando estás tan en la mierda… Lo único que puedes hacer es subir, salir, cuidarte, mimarte. 

Y hacerlo TÚ, no esperar a que nadie más te salve. 

La única salvación está en tus manos, tu cuerpo y tu mente. 

Me di cuenta de que no me conocía. No sabía qué me gustaba, ni lo más básico. Así que tenía que ponerme manos a la obra. 

Haber estudiado la carrera de psicología, y estar estudiando en ese momento el máster de sexología y terapia de pareja fue parte importante en mi proceso de transformación.

Tomé las riendas de mi vida. Estudié, salí, disfruté, me conocí. Me perdoné, lloré, sané. Derribé creencias que me limitaban a ser la mujer fuerte y empoderada en la que había decidido convertirme. 

En definitiva, me puse como prioridad, a mi, a mi placer, mis metas, mis sueños. 

Tomé acción a pesar de lo que pensaran los demás (porque te aseguro que a más de una persona le va a joder verte crecer y brillar).

Teniendo apoyo y la meta clara de ser una mujer fuerte y disfrutona.

Y sigo en este camino precioso de autoconocimiento, porque después de todo eso conocí a la que es mi pareja actual y con la que me convertí en mami. 

Y si eres madre, sabrás que nace tu hijo, pero en cierto modo, tú también. Te conviertes en otra persona totalmente, así que también puedo decir que este proceso tan importante en mi vida me ha enseñado muchísimo. Y gracias a las herramientas que aprendí en mi primer momento de transformación, y mis ganas de disfrutar la vida, me han hecho que hoy en día esté aquí, queriéndote ayudar para que tú también te vuelvas una mujer poderosa.

Porque si fue posible para mí, te aseguro que también lo es para ti. 

Un método que, si lo sigues paso a paso, consigues sentirte conectada con tu cuerpo, tu placer, tu seguridad, tu poderío. Consigues sanar, creer y confiar en ti, consigues una base sólida y sana para las relaciones de pareja. Consigues sentirte con fuerza, con magnetismo, porque te das cuenta que eres única y eres jodidamente especial y sexy. Que puedes conseguir lo que te de la real gana. Solo necesitas tener ganas, ponerte de prioridad, tomar acción y tener un apoyo a tu lado que te anime cuando estés de bajón (¡porque esos días los tenemos todas!)